viernes, septiembre 01, 2006

A veces


¿O será que respiro tan cerca
que te mancho los ojos?
José Gorostiza.

-Me da miedo a veces- Dijiste soltando una larga bocanada de humo.
-¿Qué?- Dije buscando a tientas el cenicero que, por algún motivo inexplicable, terminaba siempre escondido detrás del buró o junto a la pata de la cama.
-Tú- Dijiste iluminándote la cara de rojo al sorber el cigarro. –Tu silencio… Antes pensaba que callabas porque estabas pensando en otra, luego porque sólo estabas pensando… Ahora no sé por qué callas, pero me da miedo. Hace un silencio incómodo, como cuando uno sube a un elevador y adentro había besos, y ahora los dos te miran, ella apenada, él impaciente y cuando bajas sientes un alivio terrible, y te reprochas por no usar siempre las escaleras-
-¿Quieres ir por las escaleras?- Dije mientras mi mano encontraba tu rodilla. –Dicen que es más seguro en caso de un terremoto o un incendio-
-La palabra terremoto me da risa- Dijiste apoyando tus plantas heladas sobre mi pantorrilla. –Yo sé que es terrible, que es una palabra mala, que no es para nada de risa, pero no sé… te hace cosquillas en la garganta ¿no? TE-RRE-MO-TO.
-La noche está tan fácil, hasta ese grillo se adivina tranquilo con su sonata- Dijiste corriendo la cortina, llenándote de luz blanca y parecía que te habías tragado la luna, y se te salía por los poros, y yo te seguía indefenso, como serpiente en un canasto.
Me da miedo a veces tu silencio.

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