…sí, a Garrik, la más austera y remisa sociedad le busca ansiosa,
todo aquel que lo ve muere de risa...
Juan de Dios Peza.
El arlequín ya no hacía reír a la princesa. Sus chistes eran cada vez más malos, su risa más sobrada, sus malabares cada vez más tontos. El arlequín ya no hacía reír a la princesa, quien, entre bostezo y bostezo lo miraba con lástima, y le soltaba, de cuando en cuando, una sonrisa compasiva.
La princesa era muy bella (si no, no podría ser princesa), pero el arlequín no tenía el mal gusto de estar enamorado de ella, sin embargo, no podía perder el puesto; tenía esposa, cinco hijos, hambre y otras cosas que sí eran de muy mal gusto.
La princesa veía Big Brother mientras el arlequín se desvivía contando sus mejores chistes, haciendo sus mejores imitaciones (Chente y Juan Gabriel al mismo tiempo), pero nada… La princesa le mandaba una mirada triste y se ponía su ropa “Zara” para ir a “Alebrije”.
¡Pobre arlequín! Vivía en el agua, deprimido hasta los huesos. Todos en la corte reían nada más de verlo, pero la princesa…
Un día el arlequín, cansado y humillado, con una botella de mezcal encima, subió las escaleras del castillo de Polanco; llegó hasta el trono, miró a la princesa y le dijo (“con inspirado acento”):
-Si vuestra merced ha olvidado como reír yo ya no puedo hacer nada. Sólo recuerde, bellísima princesa, que el dinero y los caprichos no podrán salvarla de la infelicidad-
Las carcajadas de la princesa se escucharon por todas las habitaciones de palacio. El arlequín fue condenado a muerte, pero primero firmó una exclusividad con “Master Card” y su frasecita le dio a ganar mucho dinero a su familia.
Moraleja a elegir:
a) Si ya vas a ser arlequín mínimo no seas mamón.
b) Si eres princesa y tienes todo en la vida ¡para qué chingados quieres un arlequín!
Y por último, pero no de último.
c) (Optativa y siempre útil). “Pepe el toro es inocente”.
La princesa era muy bella (si no, no podría ser princesa), pero el arlequín no tenía el mal gusto de estar enamorado de ella, sin embargo, no podía perder el puesto; tenía esposa, cinco hijos, hambre y otras cosas que sí eran de muy mal gusto.
La princesa veía Big Brother mientras el arlequín se desvivía contando sus mejores chistes, haciendo sus mejores imitaciones (Chente y Juan Gabriel al mismo tiempo), pero nada… La princesa le mandaba una mirada triste y se ponía su ropa “Zara” para ir a “Alebrije”.
¡Pobre arlequín! Vivía en el agua, deprimido hasta los huesos. Todos en la corte reían nada más de verlo, pero la princesa…
Un día el arlequín, cansado y humillado, con una botella de mezcal encima, subió las escaleras del castillo de Polanco; llegó hasta el trono, miró a la princesa y le dijo (“con inspirado acento”):
-Si vuestra merced ha olvidado como reír yo ya no puedo hacer nada. Sólo recuerde, bellísima princesa, que el dinero y los caprichos no podrán salvarla de la infelicidad-
Las carcajadas de la princesa se escucharon por todas las habitaciones de palacio. El arlequín fue condenado a muerte, pero primero firmó una exclusividad con “Master Card” y su frasecita le dio a ganar mucho dinero a su familia.
Moraleja a elegir:
a) Si ya vas a ser arlequín mínimo no seas mamón.
b) Si eres princesa y tienes todo en la vida ¡para qué chingados quieres un arlequín!
Y por último, pero no de último.
c) (Optativa y siempre útil). “Pepe el toro es inocente”.
2 comentarios:
Hola oye estos cuentos vienen en tu libro?
Me gustaron mucho pero no se donde puedo conseguir el libro, igual tu me puedes decir donde lo venden.
Saludos.
Adriana
KAMARADE:::: AQUÏ ESTAREMOS VISITANDO::::
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